La sangre del justo Abel (Génesis capítulo 4)

Yomelijah Yomelijah
8 min readNov 23, 2024

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“Ahora bien, Adán tuvo coito con Eva su esposa, y ella quedó encinta. Con el tiempo ella dio a luz a Caín y dijo: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová”. 2 Más tarde volvió a dar a luz, a su hermano Abel.

Y Abel llegó a ser pastor de ovejas, pero Caín se hizo cultivador del suelo. 3 Y al cabo de algún tiempo aconteció que Caín procedió a traer algunos frutos del suelo como ofrenda a Jehová. 4 Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos. Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda, 5 no miraba con ningún favor a Caín ni su ofrenda. Y Caín se enardeció de gran cólera, y empezó a decaérsele el semblante. 6 Por lo cual Jehová dijo a Caín: “¿Por qué estás enardecido de cólera, y por qué se te ha decaído el semblante? 7 Si te diriges a hacer lo bueno, ¿no habrá ensalzamiento? Pero si no te diriges a hacer lo bueno, hay pecado agazapado a la entrada, y su deseo vehemente es por ti; y tú, por tu parte, ¿lograrás el dominio sobre él?”.

8 Después de eso, Caín dijo a Abel su hermano: [“Vamos allá al campo”.] De modo que aconteció que, mientras estaban en el campo, Caín procedió a atacar a Abel su hermano y a matarlo. 9 Más tarde Jehová dijo a Caín: “¿Dónde está Abel tu hermano?”, y él dijo: “No sé. ¿Soy yo el guardián de mi hermano?”. 10 A lo cual él dijo: “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo. 11 Y ahora se te maldice con destierro del suelo, que ha abierto su boca para recibir la sangre de tu hermano [derramada] por mano tuya. 12 Cuando cultives el suelo, no te devolverá su poder. Errante y fugitivo llegarás a ser en la tierra”. 13 Por lo cual Caín dijo a Jehová: “Mi castigo por el error es demasiado grande para llevarlo. 14 Aquí efectivamente estás expulsándome hoy de sobre la superficie del suelo, y de tu rostro estaré oculto; y tendré que llegar a ser errante y fugitivo en la tierra, y es cosa segura que cualquiera que me halle me matará”. 15 Ante eso, Jehová le dijo: “Por esa razón, cualquiera que mate a Caín tiene que sufrir venganza siete veces”.

De modo que Jehová estableció una señal para Caín a fin de que nadie que lo hallara lo hiriese. 16 Con eso, Caín se fue de ante el rostro de Jehová y se puso a morar en la tierra de la Condición de Fugitivo, al este de Edén.

17 Después Caín tuvo coito con su esposa, y ella quedó encinta y dio a luz a Enoc. Entonces [Caín] se ocupó en edificar una ciudad, y llamó la ciudad por el nombre de su hijo Enoc. 18 Más tarde, a Enoc le nació Irad. E Irad llegó a ser padre de Mehujael, y Mehujael llegó a ser padre de Metusael, y Metusael llegó a ser padre de Lamec.

19 Y Lamec procedió a tomar para sí dos esposas. El nombre de la primera fue Adá y el nombre de la segunda fue Zilá. 20 Con el tiempo, Adá dio a luz a Jabal. Él resultó fundador de los que moran en tiendas y tienen ganado. 21 Y el nombre de su hermano fue Jubal. Él resultó fundador de todos los que manejan el arpa y el caramillo. 22 En cuanto a Zilá, ella también dio a luz a Tubal-caín, forjador de toda clase de herramienta de cobre y de hierro. Y la hermana de Tubal-caín fue Naamá. 23 Por consiguiente, Lamec compuso estas palabras para sus esposas Adá y Zilá:

“Oigan mi voz, esposas de Lamec;

presten oído a mi dicho:

A un hombre he matado por haberme herido,

sí, a un joven por haberme dado un golpe.

24 Si siete veces ha de ser vengado Caín,

entonces Lamec setenta veces y siete”.

25 Y Adán procedió a tener coito otra vez con su esposa, de modo que ella dio a luz un hijo y lo llamó por nombre Set, porque, según dijo ella: “Dios ha nombrado otra descendencia en lugar de Abel, porque Caín lo mató”. 26 Y a Set también le nació un hijo, y él procedió a llamarlo por nombre Enós. En aquel tiempo se dio comienzo a invocar el nombre de Jehová” (Génesis capítulo 4).

Jesucristo designó a Abel como un hombre justo: “Para que venga sobre ustedes toda la sangre justa vertida sobre la tierra, desde la sangre del justo Abel hasta la sangre de Zacarías, hijo de Baraquías, a quien ustedes asesinaron entre el santuario y el altar” (Mateo 23:35). “La sangre del justo Abel”, como la de miles de otros, asesinados a causa de su justicia e integridad, clama venganza a Dios: “Y clamaban con voz fuerte, y decían: “¿Hasta cuándo, Señor Soberano santo y verdadero, te abstienes de juzgar y de vengar nuestra sangre en los que moran en la tierra?”” (Apocalipsis 6:10).

El apóstol Pablo muestra que Abel, poco antes de su muerte violenta, tuvo el testimonio favorable de Dios: “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín, por la cual [fe] se le dio testimonio de que era justo, pues Dios dio testimonio respecto a sus dádivas; y por ella, aunque murió, todavía habla” (Hebreos 11:4). Jehová Dios, el Padre Celestial y su Hijo Jesucristo, se han asegurado de que la sangre justa de Abel dé testimonio de fe, hasta hoy, durante unos 6000 años.

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Abel había entendido lo más importante

“Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos. Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda”

(Génesis 4:4)

Abel había, al parecer, entendido lo esencial del mensaje de aquella enigmática promesa de Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y la descendencia de ella. Él te magullará en la cabeza y tú le magullarás en el talón”. Esto es lo que está escrito acerca del nacimiento del primer hijo de Adán y Eva, Caín, y luego de su hermano, Abel: “Ahora bien, Adán tuvo coito con Eva su esposa, y ella quedó encinta. Con el tiempo ella dio a luz a Caín y dijo: “He producido un hombre con la ayuda de Jehová”. Más tarde volvió a dar a luz, a su hermano Abel” (Génesis 4:1,2a). Cuando al nacer Caín, Eva dijo, “he producido un hombre con la ayuda de Jehová”, tal vez pensaba que ella era la mujer simbólica de Génesis 3:15, y que, por consiguiente, Caín era su descendencia principal. Si ese fuera el caso, entonces eso significaría que Caín habría sido criado con esta perspectiva, convirtiéndolo en una persona muy importante, a los ojos de sus padres, mientras que su hermano, Abel, habría crecido en la sombra de su hermano. Respecto al nacimiento de Abel, no se menciona ninguna declaración de su madre. Si ponemos la situación en esta perspectiva, entonces podemos entender mejor por qué Caín tomó la aprobación de Dios, del sacrificio de su hermano Abel, como una verdadera afrenta, una humillación que le llevó a desear la muerte de su hermano.

Lo que sigue del relato, nos informa que los dos hermanos presentaron cada uno un sacrificio: “Y Abel llegó a ser pastor de ovejas, pero Caín se hizo cultivador del suelo. Y al cabo de algún tiempo aconteció que Caín procedió a traer algunos frutos del suelo como ofrenda a Jehová. Pero en cuanto a Abel, él también trajo algunos primogénitos de su rebaño, aun sus trozos grasos. Ahora bien, aunque Jehová miraba con favor a Abel y su ofrenda, no miraba con ningún favor a Caín ni su ofrenda. Y Caín se enardeció de gran cólera, y empezó a decaérsele el semblante. Por lo cual Jehová dijo a Caín: “¿Por qué estás enardecido de cólera, y por qué se te ha decaído el semblante? Si te diriges a hacer lo bueno, ¿no habrá ensalzamiento? Pero si no te diriges a hacer lo bueno, hay pecado agazapado a la entrada, y su deseo vehemente es por ti; y tú, por tu parte, ¿lograrás el dominio sobre él?”” (Génesis 4:2b-7).

Antes de examinar los dos sacrificios presentados por Caín y Abel, veamos, ¿dónde pudo haber presentado este sacrificio? La ubicación más probable es donde estaban las puertas del Edén, ahora cerradas a toda la humanidad: “De modo que expulsó al hombre, y al este del jardín de Edén apostó los querubines y la hoja llameante de una espada que continuamente daba vueltas para guardar el camino al árbol de la vida” (Génesis 3:24). En efecto, el lugar donde daba vueltas la espada, entre los dos querubines, bien podría representar simbólicamente la presencia de Dios, impidiendo la entrada al jardín del Edén. Es interesante notar que en la cubierta del Arca del Pacto, también estaba la representación de dos querubines, uno frente al otro e inclinándose hacia su centro, representando la presencia de Dios, a través de la Shekinah, sobre ella (Levítico 16:2 ; Números 9:15,16).

En cuanto a los dos sacrificios, es precisamente el sacrificio de Abel, lo que demostraba que entendió lo esencial de la promesa de Dios. El relato del Génesis nos informa, respecto al sacrificio de Caín, que vino con algunas verduras que presentó en su altar. Su sacrificio fue sin sangre, lo que demostraba de su falta de discernimiento. No era un hombre espiritual, sino un hombre animal que era incapaz de controlar sus celos, lo que lo impulsó a cometer un asesinato. El sacrificio de Abel fue con sangre, ofreciendo “algunos primogénitos de su rebaño”. Podemos decir que en términos de discernimiento espiritual, Abel estaba muy adelantado a su tiempo, porque eso es exactamente lo que Jehová Dios pediría más tarde, en la Ley Mosaica (Éxodo 13:12,13). Lo importante de la comprensión de Abel acerca de la promesa de Dios (Génesis 3:15), es que, para salvar a la humanidad, sería necesario un derramamiento de sangre, simbolizado por la herida de la mujer en su talón. Y que el derramamiento de sangre sería el de un hombre que era representado por la ofrenda de los “primogénitos de su rebaño”. ¿Sería el hecho de que Dios más tarde simbolizara el sacrificio de su Hijo Primogénito mediante un cordero, en memoria de la fe y del discernimiento de Abel (Juan 1:29,35)?

Abel era un hombre muy espiritual y perspicaz, a diferencia de su hermano asesino (1 Corintios 2:14,15). Según Génesis 4:8–10, Abel tuvo un final muy triste porque fue asesinado por su hermano. Sin embargo, en la resurrección obtendrá la vida eterna, dada a los justos. Abel es un muy buen ejemplo de fe, fidelidad y discernimiento. Jesucristo dijo que la sangre de Abel era una “sangre justa” (Mateo 23:35). El apóstol Pablo lo citó como el primer ejemplo de un hombre de fe valiente, incluso hasta la muerte: “Por fe Abel ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín, por la cual fe se le dio testimonio de que era justo, pues Dios dio testimonio respecto a sus dádivas; y por ella, aunque murió, todavía habla” (Hebreos 11:4).

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“But as these things start to occur, stand up straight and lift up your heads, because your deliverance is getting near” (Luke 21:28) http://yomelyah.com/

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